Todos hemos tenido pesadillas alguna vez en nuestra vida.
Los niños parecen más tendentes a ellas. Tal vez porque su cabecita no está preparada para entender imágenes, aparentemente inocentes, que les trastornan y quedan rondando sus mentes hasta que la noche y el sueño las liberan produciendo temores y miedo.
También están los miedosos a la noche y al día. Niños que se asustan de símbolos que se supone que son divertidos o amables.
Mi hijo pequeño tenía miedo (bueno y siguen sin gustarle a sus 14 años) a las personas disfrazadas de cualquier cosa, pero especialmente los payasos.
Recuerdo hace 10 años, que inauguraron una tienda de muebles y "cosas" (Ikea) en Madrid y fuimos a verla el mismo día de su apertura. Como gracia para los niños, varios payasos con martillos de esos de plástico que te golpean y suenan... se paseaban por la tienda. Bueno, tuve que coger al niño, que tenía entonces 3 añitos, en brazos y con su cabeza hundida en mi hombro íbamos esquivando a los payasos, que al ver a mi hijo (que por cierto era y es precioso) se acercaban para consolarle y él no dejaba de llorar.
Evidentemente nos fuimos de allí sin ver la tienda...
Tuvo pesadillas esa noche, claro.
Los terrores nocturnos de los niños suceden entre los 2 y los 5 años y son bastante frecuentes. Mi hijo tuvo muchos. Cada noche gritaba como si le estuvieran acuchillando y nosotros saltábamos de la cama y recorríamos la distancia hasta su cuarto en décimas de segundo. El pobrecito solo se abrazaba sudoroso y llorando desesperado. Nunca le pregunté que soñaba...
Un psicólogo nos aconsejó no preguntarle nunca por sus pesadillas, ya que ésto las fijaría en su cerebro y sería más complicado superarlas... así lo hicimos y las contaba, a veces, de manera espontánea. Porque en muchas ocasiones ni siquiera recordaba haberse despertado gritando como un poseso.
Yo padecí estos terrores nocturnos de niña. Lo pasé muy mal. Durante muchos meses, ver cómo anochecía me provocaba un nudo en el estómago. Nadie consolaba ni me explicaba que aquello, solo era un sueño, que no tenía que preocuparme.
Cuando un niño se siente solo en estos momentos se siente "muy" solo. Al acostarme hacía rituales ridículos que pensaba que me ayudarían... "Si me duermo mirando a la pared, soñaré, si duermo mirando hacia fuera, no tendré pesadillas".
Estos recursos estúpidos preparaban mi pequeña cabecita como consuelo.
Recuerdo especialmente un sueño que se repitió durante meses de forma intermitente y que me provocaba, incluso, subidas de temperatura y fiebre...
Quiero compartirlo con vosotros...Era el siguiente:
"Un pueblo blanco, con casas encaladas. Tan blancas que el sol que relejaba, dañaba los ojos y nadie por sus calles. Yo paseaba buscando a mi familia, y no la encontraba.
Estaba en camisón, descalza, como si acabara de levantarme de la cama...
Al pasar por una calle, a la derecha, veo una fila de gente, mucha gente.
Me acerco y comienzo a mirar hacia arriba a las personas que no me prestaban ninguna atención. Un hombre leía el periódico, otro llevaba una barra de pan bajo el brazo, mujeres jóvenes, mayores.... La cola se perdía en un lugar determinado de la calle.
Me dirijo hacia allí, tal vez ocurra algo... De repente veo a mis padres y a mi hermano en la fila, esperando a... no sé el qué, como todos los demás. Pero en vez de quedarme con ellos (también parecen ignorarme) continúo hasta donde muere la fila.
Un portón de garaje abierto, de color verde, se traga la cola hacia un espacio oscuro y grande. Entro para ver qué congrega a tanta gente allí...
Cuando entro veo una gran mesa y una guillotina pequeña, digamos, "portátil" puesta sobre el tablero rústico. Al otro lado, un cesto donde van cayendo las cabezas cortadas del que va llegando, el siguiente de la cola.
Quedo paralizada y aterrorizada... Salgo corriendo y comienzo a tirar de las mangas de todos los que están a punto de llegar, intento, con desesperación avisarles del peligro, pero nadie me escucha... nadie me hace caso. Lo más curioso, sucede ahora. Un personaje barbudo y casi sin ropa (que yo identifico en su momento como jesucristo ¿¿??) se lleva el dedo a la boca como haciéndome callar..."
Siempre me despertaba en este punto, angustiada, como podéis imaginar... Tenía unos cinco años cuando soñaba insistentemente con esta extraña pesadilla. He intentado sacar alguna conclusión del mismo y ha sido sin éxito.
Tal vez alguno de los lectores se le ocurra qué puede significar algo tan macabro en una niña tan pequeña, dulce y sensible como yo era...
Bueno, el tema de las pesadillas nos incumbe a todos. Todos, sin excepción, hemos tenido alguna más importante o que nos marcó.
De vosotros depende decidir si queréis compartirla u opinar sobre lo aquí expuesto. Si las pesadillas son nuestros propios fantasmas, nuestros miedos.... o producto de alguna carencia o dolor...
Un saludo desde la oscuridad.
Los niños parecen más tendentes a ellas. Tal vez porque su cabecita no está preparada para entender imágenes, aparentemente inocentes, que les trastornan y quedan rondando sus mentes hasta que la noche y el sueño las liberan produciendo temores y miedo.
También están los miedosos a la noche y al día. Niños que se asustan de símbolos que se supone que son divertidos o amables.
Mi hijo pequeño tenía miedo (bueno y siguen sin gustarle a sus 14 años) a las personas disfrazadas de cualquier cosa, pero especialmente los payasos.
Recuerdo hace 10 años, que inauguraron una tienda de muebles y "cosas" (Ikea) en Madrid y fuimos a verla el mismo día de su apertura. Como gracia para los niños, varios payasos con martillos de esos de plástico que te golpean y suenan... se paseaban por la tienda. Bueno, tuve que coger al niño, que tenía entonces 3 añitos, en brazos y con su cabeza hundida en mi hombro íbamos esquivando a los payasos, que al ver a mi hijo (que por cierto era y es precioso) se acercaban para consolarle y él no dejaba de llorar.
Evidentemente nos fuimos de allí sin ver la tienda...
Tuvo pesadillas esa noche, claro.
Los terrores nocturnos de los niños suceden entre los 2 y los 5 años y son bastante frecuentes. Mi hijo tuvo muchos. Cada noche gritaba como si le estuvieran acuchillando y nosotros saltábamos de la cama y recorríamos la distancia hasta su cuarto en décimas de segundo. El pobrecito solo se abrazaba sudoroso y llorando desesperado. Nunca le pregunté que soñaba...
Un psicólogo nos aconsejó no preguntarle nunca por sus pesadillas, ya que ésto las fijaría en su cerebro y sería más complicado superarlas... así lo hicimos y las contaba, a veces, de manera espontánea. Porque en muchas ocasiones ni siquiera recordaba haberse despertado gritando como un poseso.
Yo padecí estos terrores nocturnos de niña. Lo pasé muy mal. Durante muchos meses, ver cómo anochecía me provocaba un nudo en el estómago. Nadie consolaba ni me explicaba que aquello, solo era un sueño, que no tenía que preocuparme.
Cuando un niño se siente solo en estos momentos se siente "muy" solo. Al acostarme hacía rituales ridículos que pensaba que me ayudarían... "Si me duermo mirando a la pared, soñaré, si duermo mirando hacia fuera, no tendré pesadillas".
Estos recursos estúpidos preparaban mi pequeña cabecita como consuelo.
Recuerdo especialmente un sueño que se repitió durante meses de forma intermitente y que me provocaba, incluso, subidas de temperatura y fiebre...
Quiero compartirlo con vosotros...Era el siguiente:
"Un pueblo blanco, con casas encaladas. Tan blancas que el sol que relejaba, dañaba los ojos y nadie por sus calles. Yo paseaba buscando a mi familia, y no la encontraba.
Estaba en camisón, descalza, como si acabara de levantarme de la cama...
Al pasar por una calle, a la derecha, veo una fila de gente, mucha gente.
Me acerco y comienzo a mirar hacia arriba a las personas que no me prestaban ninguna atención. Un hombre leía el periódico, otro llevaba una barra de pan bajo el brazo, mujeres jóvenes, mayores.... La cola se perdía en un lugar determinado de la calle.
Me dirijo hacia allí, tal vez ocurra algo... De repente veo a mis padres y a mi hermano en la fila, esperando a... no sé el qué, como todos los demás. Pero en vez de quedarme con ellos (también parecen ignorarme) continúo hasta donde muere la fila.
Un portón de garaje abierto, de color verde, se traga la cola hacia un espacio oscuro y grande. Entro para ver qué congrega a tanta gente allí...
Cuando entro veo una gran mesa y una guillotina pequeña, digamos, "portátil" puesta sobre el tablero rústico. Al otro lado, un cesto donde van cayendo las cabezas cortadas del que va llegando, el siguiente de la cola.
Quedo paralizada y aterrorizada... Salgo corriendo y comienzo a tirar de las mangas de todos los que están a punto de llegar, intento, con desesperación avisarles del peligro, pero nadie me escucha... nadie me hace caso. Lo más curioso, sucede ahora. Un personaje barbudo y casi sin ropa (que yo identifico en su momento como jesucristo ¿¿??) se lleva el dedo a la boca como haciéndome callar..."
Siempre me despertaba en este punto, angustiada, como podéis imaginar... Tenía unos cinco años cuando soñaba insistentemente con esta extraña pesadilla. He intentado sacar alguna conclusión del mismo y ha sido sin éxito.
Tal vez alguno de los lectores se le ocurra qué puede significar algo tan macabro en una niña tan pequeña, dulce y sensible como yo era...
Bueno, el tema de las pesadillas nos incumbe a todos. Todos, sin excepción, hemos tenido alguna más importante o que nos marcó.
De vosotros depende decidir si queréis compartirla u opinar sobre lo aquí expuesto. Si las pesadillas son nuestros propios fantasmas, nuestros miedos.... o producto de alguna carencia o dolor...
Un saludo desde la oscuridad.